Cuenta la historia de una sastrería en el año 1911, su dueño, un hombre muy perfeccionista y dedicado a su trabajo. En ese lugar había un aprendiz, este cometió un error irreparable, una cortada en la rodilla, la cual era muy profunda. El traje pertenecía a un respetado y temido Mafioso. A solución del problema decidieron cortar la otra rodilla y hacerle un bordado, para que esta situación no resultara sospechosa ya que era un cambio no previsto, decidieron que cada uno de los sastres cortara las rodillas de sus pantalones e hicieran un bordado como el del Mafioso.
Al llegar el Mafioso lo convencieron que era la moda en Europa. El plan funcionó y salió conforme con su traje nuevo.
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