domingo, 27 de octubre de 2013

RESUMEN: Consejos para un joven que quiere ser cronista

Por: Alberto Salcedo Ramos

Si no es obstinado, es mejor que lo olvide. No pierda el tiempo en quejarse, siéntese y póngase a trabajar. Al narrador lo que le importa es contar la historia. Si la historia es bien contada y buena, algún editor se interesará en ella pero nadie se lo garantiza, y si su crónica no es publicada, al menos le quedara terminada, guárdela como un tesoro, así se motivará a escribir otra. Y si deja de escribir cuando le cierran las puertas, merecerá que se las cierren.

Para un buen cronista no hay excusa aunque tenga un trabajo de tiempo completo debe escribir. Si un tema atrapa su atención, no lo someta a la duda. Escriba lo que quiera, como un asaltante de caminos, sobre lo triste, lo folclórico, trágico, etc. Pero no aburra al lector.

Escribir crónicas es narras y narrar es seducir. Los mejores contadores de historias hacen del verbo narrar en sinónimo de satisfacer al lector, que le hacen al lector una oferta que no se puede rechazar.

Concéntrese en su oficio, póngale toda su atención al texto y si no lo hace, posiblemente el lector tampoco lo hará. Estar aislado es duro, especialmente cuando se escriben historias de largo aliento. Sabes cuando comienza pero no cuando terminas. Si es de los reporteros que no leen más que noticias, declárate perdido. Se debe tener buenos referentes en el oficio, si oye las voces de los maestros y mira el mundo con curiosidad aprenderá a encontrar su propia voz. La crónica le pone rostro y alma a la noticia.                                                              

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